Sí, trabajan de put@s, ¿algún problema?

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Hace días que no escribo por aquí, circunstancias de la vida que no vienen al caso, pero creo que hoy necesito ponerme otra vez a ello, más que nada por aquello de la función terapéutica de sacar para fuera lo que me pone de mala leche por dentro, ya sabéis. Y por ahí me ronda un temita que o me saco la espina o me va a hacer mal. En fin, al grano, que una de las cosas que  siempre me ha costado más comprender es esta continua polémica que salpica de manera recurrente los medios de comunicación (y las legislaciones políticas) en torno al estatus de los trabajadores del sexo.  Eso sí, los políticos y medios afines suelen meter baza en el asunto, pero no solucionan el auténtico problema. Pero claro, es que primero tendríamos que ponernos de acuerdo en cuál es el problema aquí. Porque mucho me temo que estamos hablando de problemas diferentes.

Para empezar quede claro que “el problema de la prostitución” no reside en las personas que ejercen la prostitución. El problema reside en la creencia (no sé si esotérica) por parte de determinadas administraciones públicas y formaciones políticas de que la actividad sexual no es susceptible de ser considerada una actividad laboral y por tanto, desde la legalidad no debe ser regulada como tal. Y por tanto, o debe ser prohibida (ilegal) o debemos mirar hacia otro lado haciendo ver que no la vemos (alegal).

Lo “curioso” del asunto es que a menudo los que están obsesionados en regular la prostitución, porque parece que les escandaliza y lo encuentran moral y socialmente abominable (en muchos casos hipócritamente, of course) pues precisamente son los que insisten en negar a las prostitutas* (ya sean mujeres, hombres o trans) su condición o estatus de trabajador@s y con ello, reconocerles así el acceso a los mismos derechos y garantías que cualquier otro trabajador. (Claro que hoy por hoy en España, después de las reformas laborales, hablar de derechos de los trabajadores es hablar de poco o casi nada, pero en fin, ese es otro tema).

La cosa es que no acabo de entender cuál es la diferencia a priori entre trabajar, por ejemplo, de peluquera autónoma, o de traductora jurada freelance (o autónoma), o de abogada, y trabajar de prostituta.

En realidad miento. Sí, veo dos diferencias. La primera es que esta última (la prostituta) no tiene reconocido ningún derecho como trabajadora, es decir, que se la excluye y se la estigmatiza laboral y sobre todo socialmente, por la actividad laboral que desempeña. Y la segunda, directamente derivada de la primera, es que ésta está absolutamente vendida ante la explotación laboral salvaje (y es aquí donde caben todas las mafias, tráfico de blancas, macarras varios, inseguridad y posibilidad de sufrir daños personales y tropelías varias ante clientes tarados, etc.). [Por no hablar de una tercera diferencia clave: el hecho de que en muchas ocasiones, o por lo menos, en aquellas en que la prostitución suele ser más reprimida, ésta se desarrolla en el espacio público, y por lo tanto las hace «visibles», pero esto merecería un post a parte creo…]

Porque a ver, a lo que iba y para hacerlo sencillo: En la sociedad en la que vivimos, podemos trabajar produciendo objetos o produciendo servicios y el trabajo es una actividad que el trabajador realiza con su cuerpo y/o su mente y que “vende” (normalmente malvende y no demasiado libremente) a cambio de dinero a un empleador (o cliente). Entonces, ¿por qué se considera que la actividad sexual a cambio de dinero no encaja dentro de la definición de “trabajo”?

Algunos dicen que las personas que se dedican a ello no lo hacen por gusto o placer y que por ese motivo, trabajar en el sexo, es deleznable y habría que abolirlo. Pues no lo sé si es así, la verdad. Supongo que algunas personas habrá que lo harán libremente por qué les gusta y es una buena manera de ganarse el parné haciendo algo que te gusta. Pero por supuesto, otras muchas realizarán este trabajo sin que les guste ni una pizca, muriéndose de asco al principio, hasta que se acostumbran a sobrellevarlo. Pero ahora bien, ¿usted cree que esto es diferente de otros trabajos? ¿De verdad cree que la señora que limpia los pañales de los ancianos en una residencia o la limpiadora de los urinarios públicos lo hacen por puro placer a la actividad que desempeñan? Personalmente conozco a muy poca gente que tenga la suerte de realizar una actividad profesional que coincida con lo que más le apasiona hacer en la vida; la mayoría no tenemos esa suerte. Pero si este es el motivo para perseguir la prostitución, vale, estoy de acuerdo, hagámoslo, pero no solo la prostitución, sino todos los trabajos. Lo que habría que erradicar de la sociedad es la maldita alienación en el trabajo a la que nos obliga a la mayoría el sistema económico en el que vivimos.

Y luego está el tema del “ejercer libremente”, que también se las trae. Obviamente siempre que se habla de estar a favor de la actividad laboral relacionada con el sexo se apostilla que eso es así siempre que los trabajadores ejerzan de manera libre y consentida, sin estar sometidos a tratas o a mafias que les obliguen a ejercer. Estamos de acuerdo. Estamos en contra de la explotación, que quede bien claro. Pero permítaseme lanzar una reflexión, ¿quién ejerce libremente una profesión? El jornalero que trabaja a destajo o el minero que se juega el tipo bajo tierra cada día ejercen libremente? Si pudieran decidir entre ir cada mañana a ejercer esa actividad o no hacerlo, libremente decidirían ser explotados laboralmente?  Supongo que sí, son libres solo si consideramos que “libertad” es la necesidad de conseguir dinero para poder sobrevivir en nuestra sociedad (pagar un techo donde dormir, comida y esas cosas) y que la única manera de hacerlo es “vendiendo” tu trabajo. Un concepto extraño de libertad, sin duda. ¿Cuándo un trabajador firma un contrato, es un acuerdo de igual a igual entre ambas partes? Formalmente sí, pero a la práctica sabemos que no. Las condiciones te las pone el empleador, y si no quieres, ok, no firmas, te quedas sin trabajo y sin dinero. Listo y que pase el siguiente a firmarlo. Pues eso, que a veces nos quedamos tan anchos llamando libertad a algunas cosas y nos rasgamos las vestiduras con otras.

Pero que quede bien claro porque este tema siempre es controvertido, estoy en contra de TODA explotación, y todo este rollo que estoy metiendo es justamente por eso. E insisto que en el caso de las trabajadoras del sexo que son explotadas se trata de explotación laboral que está fuera de toda regulación, con lo cual es peor. Estamos en contra de que las trabajadoras del sexo sean explotadas por mafias, pero también por empleadores legales que abusan y se pasan por el forro los derechos de los trabajadores. Por eso, en mi opinión es necesario empezar reconociendo a las trabajadoras del sexo como tales y llamar a las cosas por su nombre. Queda mucho camino por andar, sin duda.

Vale, tal vez algún lector puede objetar a todo esto que estoy diciendo porque considera que ya está correcto que la prostitución siga siendo alegal como hasta ahora, es decir, que no esté regulada por el Estado, puesto que considera que éste no tiene que regular una actividad personal que alguien a título privado quiere hacer con su cuerpo y sexo a cambio de dinero. Entonces a este lector, le diría dos cosas: primero, que esa concepción del sexo como algo perteneciente a la esfera privada e íntima es una concepción bastante moralista bastante cristianoide (que se le ve el plumero, vaya) y segundo,  me juego algo a que también estará de acuerdo en que eliminen toda regulación laboral y dejen al “mercado libre” laboral que se autorregule. No creo en el Estado, pero mucho menos en el libre mercado. Por lo que en ese caso, querido lector con esta opinión, paso de tu cara ultraliberal capitalista, pero antes de pasar de ti del todo, permíteme que te recomiende la lectura del ya mítico capítulo de Karl Polanyi «El mercado autorregulado y las mercancías ficticias: mano de obra, tierra y dinero», lo encontrarás en su obra llamada La gran transformación, tal vez te suena.

Y obviamente no quiero acabar sin recalcar un elemento clave en toda esta eterna polémica: la moral. Esa moralidad con regusto cristianoide que la tenemos tan metida en nuestras entrañas sociales, que cuesta sacársela de encima. Esa idea que sin querer aún permanece de que el sexo es algo privado, una especie de ofrenda ritual e íntima que se intercambian los miembros de una pareja y que tiene un único posible desencadenante: el amor. ¡Ay, el amor romántico y el sexo, otro gran tema! Y luego está esta visión del sexo biológico de las mujeres como algo sagrado, como una “flor” que no se pude “mancillar” por el dinero y que debe ser protegido y solo desvelado en las ocasiones establecidas. Justamente creo que por ello son las trabajadoras del sexo las más señaladas con el dedo por los amantes de la moral. Pero en fin…

En cualquier caso, no deja de ser un tema controvertido y en el que entran en juego muchos otros aspectos. Pero ahora que pienso, lo ideal sería no ya que l@s trabajador@s del sexo pudieran trabajar con garantías, sino sobre todo que pudieran tener voz y voto en este asunto y dejar de ser automáticamente obviados y ocultados en las políticas públicas y estigmatizad@s, marginad@s y excluid@s socialmente por la actividad que desempeñan.

* Quede claro que a lo largo del texto cuando hablo de putas, prostitutas y trabajadoras del sexo, me refiero a TODAS las personas que se dedican a ello, independientemente de su género. Yo he elegido el género femenino para hablar de ellas en este texto, pero el género de cada una de ellas que lo elijan (si es que quieren elegirlo) ellas mismas, que para eso es suyo.

putasindignadas

4 pensamientos en “Sí, trabajan de put@s, ¿algún problema?

  1. kuruk dice:

    Yo estoy a favor de legalizar la prostitucion, los trabajadores del sexo, tambien han de tener sus derechos.

    Los genitales, como cualquier otra parte del cuerpo, son bien naturales, al igual que un masajista hace uso de sus manos para realizar masajes y asi ofrecer sus servicios, porque una persona no puede usar sus genitales (u otras partes de su cuerpo) para dar un servicio sexual?

    Muchos estan con lo de «un hombre de verdad no compra sexo» y me parece muy bien, pero ello no significa que quienes quieran trabajar en ese oficio no puedan tener sus derechos, ademas de que no son solo las mujeres quienes ejercen ese oficio, ya que cuando se habla de que un hombre trabaja como gigolo, parece que magicamente… la cosa cambia?

    Deberia ser legalizada y de este modo, las mafias serian mejor controladas (que ese es un gran problema), ya que asi l@s trabajadores estarian mejor protegidos ante ellos.

    Tambien mirando de otra manera, podemos ver como el trabajo «cotidiano» se ve cada vez mas esclavizado con todas las reformas y recortes en derechos q estan haciendo aqui en españa…

  2. Flay Onlyvip dice:

    Completamente de acuerdo en todo lo expuesto, tambien con el comentario anterior acerca de ese pensamiento machista asqueroso, de que si es gigolo, la cosa cambia magicamente….
    El sexo es sexo y nada mas, el amor y el sexo son cosas que van relacionadas, sin sexo no hay amor (estamos hablando de una pareja), sin amor, el sexo se disfruta menos?….quizas, eso ya es bastante personal, pero teniendo en cuenta algo tan sencillo como lo siguiente, tambien veo perfecto la prostitucion como un servicio imprescindible en nuestra sociedad:
    Cada persona tiene gustos sexuales varios, al igual que cada trabajador desarrolla habilidades o bien las tiene por circunstancias varias y puede desarrollar un tipo de trabajo especifico que encaja o no con sus gustos y aficiones personales (en mi caso guru tecnologico/asesor de ventas y estoy muy contento con mi trabajo) estas/os trabajadores del sexo ofrecen un servicio que en circunstancias veo perfecto que paguemos por el ya que considero al sexo como una necesidad basica, que si puedes conseguirlo de gratis, pues muy bien, pero hay veces que no es tan facil, y porque? porque la mayoria (tanto hombres como mujeres) tienen el pensamiento «ay… apenas te conozco, me gustas pero llevamos poco tiempo…» joder…es sexo, no sacar una hipoteca juntos… y partiendo de la premisa que tengas que estar 2 semanas (los/las hay que mas aun…para mas detalle recordar la escena de 8 apellidos vascos cuando la prota le dice a Dani Rovira el tiempo que tardo el famoso «Anchon» en darle su telefono…) invirtiendo tu tiempo en conocer a alguien, que intelectual y fisicamente te resulte atractiva, pero en el momento del acto sexual descubres que no hay ni habra quimica sexual ya que sus gustos difieren mucho de los tuyos….. tenemos un grave no, gravisimo problema…. y por este motivo, la prostitucion, no forzada, sino consentida libremente pero regulada por algun tipo de ente, donde las/los trabajadores puedan elegir a sus clientes (al igual que un restaurante/discoteca se reservan el derecho de admision) me parece sano y perfecto.

  3. Totalmente de acuerdo. Yo también escribí acerca de este tema que levanta muchas postillas… “Hace unos años, del senado de nación nos pidieron un informe técnico sobre el trabajo sexual, y yo dije que dado que formaba parte de un equipo, me gustaría ir con alguna que otra persona de mi equipo. Cuando me preguntaron con quien iría, dije que iba a ir con Margarita, me dijeron ¿qué es socióloga, psicóloga? Y dije “no no, es trabajadora sexual.” y hubo un gran silencio del otro lado, y dicen “ah, ¿ahora le dicen así?”” Dolores Juliano, antropóloga. http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com.es/2013/11/mala-mujer-las-trabajadoras-sexuales.html

  4. Armienne la Puta dice:

    Todos los comentaristas han tocado puntos muy adecuados y acertados porque la represión de la prostitución solo lleva a considerarlo un delito, calificar a l@s put@s como criminales y por ende hacerlas víctimas de mafias, abusadores y autoridades corruptas.
    Por otra parte, muchas mujeres son putas como yo y lo somos voluntariamente, sin obligación y porque nos gusta serlo y, entonces, por un grupo de hipócritas y puritanos, tenemos que pertenecer en las sombras para realizar un trabajo que deseamos.
    Y para terminar, un argumento muy importante como dice la «antropóloga en la luna»: tod@s nuestros defensores hablan de nosotras, informes, estadísticas, planes, proyectos… Etc. Pero nunca he visto lo siguiente: «Después de entrevistar a 2000 putas de las regiones X y Y hemos llegado a las siguientes conclusiones…»

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